Si queremos degustar cualquier tipo de té en su plenitud tenemos
que tener en cuenta que uno de los factores más importantes para
conseguirlo es la calidad del agua. Tanto es así, que sin un agua en
condiciones podríamos arruinar el sabor del té, tomándonos una infusión
que quedaría muy lejos de su verdadera esencia.
Ya
lo escribió en el siglo VIII d.c. Lu Yu, El Santo Patrono del Té, en su
obra 'Cha Ching' o también conocido como "Libro sagrado del té": "La mejor agua es la que proviene de un manantial de montaña, del río o de un pozo".
Podríamos
entonces decir que la mejor agua para infusionar un té es la mineral
embotellada o la del grifo. En ambos casos deben ser aguas de baja
mineralización.
En el caso de que el
agua del grifo sea demasiado dura, es decir, que tenga gran contenido en
sales minerales como calcio y magnesio y no dispongamos de agua
embotellada a la hora de realizar la infusión de té, os recomiendo
hervir el agua durante unos 2 minutos para que con el hervor se reduzca
esta dureza y con ello los minerales. Tampoco nos servirán las aguas
potables con dominantes de cloro o excesos salinos, por ejemplo las que
suelen emplearse en las zonas cercanas al mar.
Recordad:
Antes de verter el agua sobre las hebras aseguraos de que está a la
temperatura adecuada para el té que vayáis a tomar en ese momento, nunca
las reguéis con agua hirviendo.
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